domingo, agosto 23, 2009

Karachi se desmelena con elitista desfile de moda horas antes del Ramadán




Igor G. Barbero
Karachi (Pakistán) 22 ago (EFE).- El mundo de la moda en Pakistán tiene su atalaya en la metrópolis de Karachi, donde una elite reducida y privilegiada, que bebe de influencias tanto de la India como de Occidente, hace frente a los tabúes de una sociedad islámica muy conservadora.
Unas horas antes de que un muftí de Peshawar, ciudad poblada de mujeres con burka en el oeste fronterizo con Afganistán, declarara el inicio del mes de ayuno y abstinencias del Ramadán, en la meridional Karachi cientos de personas asistían a un desfile seguido de fiesta nocturna en la que no faltó de nada.
Centro financiero de Pakistán y su urbe más cosmopolita, habitada por 14 millones de personas, Karachi es el escenario por excelencia de desfiles de alta costura como el que este viernes marcó el debut de la joven diseñadora Sanam Agha de la mano de uno de los gurús de la moda en el país, el estilista Tariq Amin.
"Es un mercado pequeño, para una elite del uno por ciento, pero en los últimos diez años están apareciendo muchos diseñadores nuevos que también salen fuera de Pakistán, gente rica y educada, formada en el extranjero", explica a Efe Amin, quien saltó a la fama tras maquillar a la ex primera ministra Benazir Bhutto para su boda. Leer más

Fotos: IGB (EFE)

viernes, agosto 14, 2009

Emilio


La noticia me llegó cuando salía de una rueda de prensa en Islamabad. Un amigo galés fotógrafo me llamó para comunicarme que Emilio Morenatti había resultado herido en el sur de Afganistán, país en el que llevaba desde finales de julio para cubrir las elecciones presidenciales.
Emilio viajaba empotrado junto a un compañero cámara en un convoy militar estadounidense. Su vehículo se encalló en una cuesta, aceleró para subirla y acto seguido una mina potente estalló. Él resultó gravemente herido en su pierna izquierda, lo que posteriormente le acarreó la amputación del pie.
La noticia me dejó helado, se me hizo un nudo en la garganta y por mi mente surcaron muchos pensamientos inconexos. Llamé a una redactora de su compañía, la agencia estadounidense AP, para que me confirmara la versión y su voz era débil, triste. Como la de todos los que le apreciamos y nos consideramos sus amigos durante aquella difícil jornada. Un día en el que tuve que escribir la noticia más dura de mi carrera profesional.
Emilio Morenatti, quizás uno de los mejores fotógrafos españoles en estos momentos, es una persona enorme, muy querida. Por la fuerza de su personalidad, por su carácter combativo y atrevido pero a la vez cercano, generoso y lleno de energía positiva. Los numerosos premios recibidos no le llevaron nunca subirse a un pedestal. Siguió trabajando como si en cada ocasión estuviese buscando la mejor foto de su vida.
Ahora le espera un complicado proceso de recuperación y de adaptación a una nueva realidad, pero estoy seguro de que saldrá adelante. Sé que su esposa, Marta, otra estupenda fotógrafa, no va a permitir lo contrario. Compadre, estoy contigo.