La manzana y los gusanos
Partida la eterna manzana hace una docena de lustros en un hermoso lugar de huertos, montañas, sol, peces y pájaros, en ambas partes de la fruta han aparecido algunos gusanos. Son pocos, pero están devorando su sabrosa y bella naturaleza.
Los gusanos no eran propios del ecosistema, sino que fueron dispuestos en el lugar por indeseables a los que nunca les gustaron las cosas bonitas ni tuvieron amor por la sencillez o la bondad.
Partida o entera –un servidor la prefiere entera-, la manzana es un manjar a todas luces. Sin embargo, con gusanos, deja mucho que desear: asusta, inquieta y a veces horroriza, según el momento.
Por suerte, los cultivadores de gusanos no son bienvenidos en la mayoría de las casas de los horticultores locales. Aún así, siempre hay peligro de que alguno se deje llevar por las malas lenguas y piense que su vecino más carismático y ejemplar ha sido el responsable del manzanicidio, que deplore el hecho y caiga en el error visceral de acusarlo sin tener pruebas fehacientes. Si estas acusaciones se prolongan pueden llegar a parecerse a una realidad, siempre onírica, aunque útil para fines equivocados en la práctica.
Quizás uno de los gusanos que contaminó una de las partes de la manzana procedió realmente del huerto de uno de los carismáticos y ejemplares vecinos. Poca mente lúcida concluirá en este supuesto que el huerto de tal carismático debe ser castigado, con la quema y destrucción, para evitar cualquier gusano futuro. Lo lógico sería pensar que un gusano es una nimiedad indeseable en un huerto benévolo y agradable. Lo acertado sería apartar el gusano del trozo de la manzana, conversar sobre el asunto con el carismático de turno y prevenir juntos bichos venideros de esta calaña.
Si los violentos y desalmados se pusiesen todos de acuerdo y convenciesen a muchos carismáticos y ejemplares esto podría constituir una tragedia. Mejor pensar en cosas más positivas que no en gusanos. Al fin y al cabo, son pequeños y nosotros mucho más grandes. Podríamos quitarlos sin demasiados problemas. Si encontramos los agujeros.