domingo, mayo 26, 2013

Agur, San Mames


Ehun urte, bai ehun urteko Katedrala
Iristen dira malkoak zaleen begietan
Ez da gauza erraza agur esatea
Bihotz bihotzez
Mundu guztiak dakila, zein den zure historia
Gure ametsak eta sufrimenduak zurekin joaten dira
Gaur negar egin nahi dugu
Baina bihar bizitza berri bat hasiko gara
Eta San Mamesen espiritua ez da hilko

Athletic beti zurekin, beti lehoiekin alde!



Traducción al castellano


Cien años, sí; una catedral de cien años
Saltan las lágrimas en los ojos de los seguidores
No es sencillo decir adiós
Con todo el corazón
Todo el mundo sabe cuál es tu historia
Nuestros sueños y sufrimientos se van contigo
Hoy queremos llorar
Pero mañana empezará una nueva vida
Y el espíritu de San Mamés no morirá.


¡Siempre contigo Athletic, siempre al lado de los leones!

Crónicas de la India fresca

*Los siguientes enlaces son una selección de artículos, reportajes y vídeos publicados por el autor entre diciembre de 2012 y abril de 2013

El paladar indio se apunta al aceite de oliva


Los indios apenas consumen de media una cucharada de aceite de oliva al año, pero el producto ha logrado en poco tiempo un nicho de mercado en el país y tiene gran potencial al calor del cambio de patrones de consumo en las clases pudientes.

¿Cambia la situación de la mujer india tras la violación?



La muerte de una joven tras ser violada en un autobús ha indignado a la India, donde hay voces que se plantean si el crimen puede conducir a cambiar realmente de manera positiva una sociedad en la que la mujer es muy vulnerable. 

Arte español en tiempos de crisis


Con la crisis en España pasando factura, algunos galeristas españoles han decidido orientar su mirada hacia el emergente mercado del arte indio, que tiene desde hace un lustro una plataforma en la India Art Fair (IAF).
[foto: Atul Vohra]

La empresa española desembarca en la India


La llegada a la India ha sido lenta y tardía, pero en el último lustro casi se ha triplicado la implantación de empresas españolas en este emergente gigante asiático, y las expectativas están en alza.

La India se aferra a la pena de muerte


En un cambio de tendencia que preocupa a los activistas, las autoridades indias han ahorcado a dos reos islamistas tras ocho años sin ejecuciones, una decisión que no pocos tachan de electoralista.
[fotos: A. Kasab y A. Guru (tomadas de Internet)]

¿San Sebastián en Goa?


No tiene Peine del Viento ni monte Igueldo, pero la localidad india de Panaji se parecerá en unos años a San Sebastián gracias a un proyecto que busca transformar su urbanismo a imagen y semejanza de la perla donostiarra.
[fotos: LKS]

Sin especias no hay India


Se toman con medicinas, en limonadas e incluso en la cerveza; las especias son esenciales para la población en la India, un país que fue centro de rutas milenarias de transporte y hoy lidera la producción mundial de estas sustancias.
[fotos: Atul Vohra, Indus Pride]]

Arte contra la muerte de un río sagrado



Considerado uno de los ríos más sagrados para los hindúes, el contaminado y pestilente Yamuna está muerto desde hace décadas y ahora una artista le dedica una exposición con ánimo de denuncia con obras creadas a partir de desechos del afluente.
[foto: Atul Vohra]

La marca 'Incredible India' se tambalea


Tiene exotismo, patrimonio, montañas y playa. Estos atractivos han triplicado en una década el turismo extranjero en el gigante asiático, pero ahora la marca Incredible India se tambalea por la psicosis de las violaciones a mujeres.
[foto: Jaime León]

El santón del sucesor de Chávez


El nuevo presidente venezolano, Nicolás Maduro, es desde hace años seguidor de uno de los  gurús más populares del hinduismo, el fallecido Sathya Sai Baba.
[foto: Sathya Sai Baba Trust]

Las promesas del tenis indio entrenadas por argentinos


En una India regida por el bate, la raqueta lucha por un nicho, y dos argentinos ayudan a lograr ese objetivo entrenando en una joven escuela de elite a promesas que sueñan con dar un día el salto al tenis profesional internacional.
[vídeo dentro de la noticia]
[foto: Atul Vohra]

La tragedia de Bangladesh desnuda las miserias de la industria textil


El derrumbe de un complejo de talleres textiles a finales de abril ha causado más de 1.100 muertos y casi 2.500 heridos. Días después del siniestro cientos de trabajadores, los asalariados más baratos del planeta, no pedían sus indemnizaciones, sino sueldos atrasados, en algunos casos de hasta cuatro meses.

[foto:Taslima Akhter, fotógrafa bangladeshí]


jueves, mayo 16, 2013

La realidad invertida. Cuento sobre un lugar llamado Gladeshban


Imaginemos que usted se marchara de vacaciones por unos días y dejara a su hijo al cuidado de un buen amigo. Una persona de confianza a la que usted ha escogido entre otros amigos por su capacidad para realizar ese cometido. Imaginemos, sin embargo, que este buen amigo, por falta de tiempo u otros factores en los que no nos adentraremos, dejase a su vástago en manos de un buen conocido suyo pero no de usted. Imaginemos finalmente que ese buen conocido de su amigo decidiera transferir el control de su pequeño a un vecino del barrio. Tenemos sin comerlo ni beberlo una larga cadena de responsabilidades. Una matriuska interminable.

Ahora imaginemos que durante su apacible receso -pongamos por ejemplo en un paraíso tropical con aguas cristalinas- a su querido hijo le ocurriera un accidente fatal. El vecino del barrio no presta atención mientras el chaval camina por las viejas escaleras del edificio y el menor tropieza con un escalón difícil, da tres vueltas de campana y se abre el mentón. Una cicatriz de veinte puntos en el hospital y un susto monumental.

¿De quién es la culpa? ¿Del niño? Ciertamente caminó mal, sin mirar, no llevaba casco protector y además tenía la mente en otro lado ¿Será tal vez la responsabilidad del vecino? Su añejo edificio  no está adaptado para niños que corretean de un lugar a otro y seguramente tendría que haber caminado de la mano con el pequeño. ¿Del conocido? Aunque estuviera convencido de que el vecino cuida bien a los niños, traicionó la confianza que había sido depositada en él por un amigo en apuros que le había pedido un favor. ¿Del amigo? A este si que le podríamos acusar de dejación de responsabilidades. Asumió el control del chaval y a la primera de cambio dio prioridad a otros asuntos. ¿Y qué me decís del padre?

Alguno podría afirmar que la fatalidad ocurrió sin su aquiescencia. Bueno, maticemos; quizás si usted hubiera llamado cada día por teléfono a su amigo durante las vacaciones para saber cómo se encontraba su hijo... Si se hubiera molestado en preguntar si el pequeño había hecho los deberes, comido tres piezas de fruta o dormido bien, quizás entonces el amigo no habría podido ocultar que en realidad él ya no estaba al cargo de su hijo y usted se hubiera enfadado muchísimo. Tanto que de un grito mayúsculo habría ordenado romper esa larga cadena de transferencias con las que difícilmente uno puede estar de acuerdo.

Seguramente si iniciamos un acalorado debate discreparemos en el grado de responsabilidad de cada uno de los personajes de esta historia. Pensamientos hay tantos como individuos y cometer errores es de humanos. Bien, ahora añadamos un factor nuevo a la historia. En ese pueblo anónimo en el que a su hijo le ha ocurrido el fatal accidente es de sobra conocido que los habitantes suelen delegar sus responsabilidades y que la policía y la administración municipal hacen la vista gorda con este tipo de situaciones. Cada cierto tiempo suceden casos similares al que ha sufrido usted. En el último medio año otros tres chavales que fueron dejados al cargo de amigos, a su vez al cuidado de conocidos y finalmente de vecinos, tuvieron percances: uno se rompió la pierna; otro, la rodilla; y el tercero, el más pobrecito de todos, está ingresado en la UCI porque se dio un golpe tremendo en la columna vertebral.

Con el conocimiento de esta tradición de dudosa honorabilidad, yo, que ni siquiera tengo hijos todavía, me planteo la siguiente pregunta: ¿Qué padre sería capaz de delegar el cuidado de su pequeño a un habitante de este pueblo sin tener un control regular y estricto de lo que pasa con él? Desde luego, un servidor se andaría con mil ojos, y a usted le recomiendo que haga tres cuartos de lo mismo.

Ahora imaginemos que en esta historia que por el momento no tenía nombres ni apellidos el pueblo se llama Gladeshban, el padre es una poderosa firma de ropa multinacional, el amigo es una importante empresa local acostumbrada a tratar con empresas extranjeras, el conocido es una subcontrata algo menos fiable de esa última compañía y el vecino es otra subcontrata que ni siquiera tiene los papeles en regla pero que quiere hacerse un hueco en un mercado boyante y tiene una fábrica en mal estado. El hijo, el pequeño que ninguna decisión toma y que se cae por las escaleras, es el trabajador asalariado de esa fábrica poco o nada supervisada en la que se produce el accidente.

Parece un cuento y me ha llevado más de setecientas palabras contarlo, pero es una historia real. Como la vida misma. La única diferencia es que la dejación de responsabilidades no causa una simple cicatriz en un mentón, sino casi 1.200 muertos, 2.500 heridos y un centenar de desaparecidos. Todos y cada uno de ellos muy reales. Dejemos de pensar entonces que se trata de un cuento.