domingo, septiembre 30, 2007

La 'era Stoiber' da paso a la bicefalia de Huber y Beckstein en la CSU y Baviera

Los ministros de Economía e Interior toman el relevo / El 'Pujol germano' ha dirigido durante 14 años el único estado federado que no ha ratificado la Constitución
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BERLÍN.- Sin salirse del guión previsto porque las cosas en Baviera funcionan de otra manera se dio a conocer ayer el nombre del sucesor de Edmund Stoiber. Se va el “rey”, el presidente del estado federado alemán quizás más carismático y uno de los más ricos. El único que no ha ratificado la Constitución del país. El Pujol germano que durante 14 años ha tomado las riendas de este bundesland. Los delegados de la Unión Socialcristiana (CSU) –nombre que adquiere el partido de la canciller, Angela Merkel (CDU) en esta región- eligieron con una amplia mayoría al hasta ahora ministro bávaro de Economía, Erwin Huber, a quien otorgaron más del 58% de los votos. Lejos de él se quedaron el ministro federal de Agricultura, Horst Seehofer, con un 39%, y ya a años luz, la crítica regicida, Gabriele Pauli, con apenas un 2,5% de los sufragios.
Era una partida que ya tenía las cartas marcadas antes de que comenzase el Congreso el viernes. Los dos contrincantes de Huber se habían empeñado en demostrar que lo suyo era animar el guateque mediático pero no ofrecer demasiada resistencia. El tranquilo Seehofer mantuvo en vilo a la opinión pública durante meses con una doble relación sentimental privada. No por su afán de protagonismo sino por haberse enamorado de su secretaria en Berlín y haberla dejado embarazada, mientras su mujer y sus hijos aguantaban el chaparrón en Baviera. La indecisión se prolongó hasta que nació el hijo extramatrimonial y Seehofer optó por volver a la madriguera conyugal. Para muchos este pequeño terremoto fue una tumba prematura, en la carrera hacia la corona de un partido profundamente conservador y católico.
La valiente Pauli, por su parte, ya tuvo su momento de gloria hace poco más de un año provocando la renuncia del todopoderoso Stoiber después de haber denunciado que su vida privada había sido espiada por elementos muy próximos al presidente. Una revolución que fue acompañada de severas críticas de machismo y autoritarismo y que la aupó a las portadas de la prensa nacional de la noche a la mañana. Portadas en las que durantes estos meses se ha quedado con mucho gusto y las ha alimentado con acciones como unas fotos en una revista en las que adoptaba un papel de dómina o sus más recientes declaraciones de que el matrimonio debería ser una relación limitada a siete años que después debería renovarse. En realidad, su proyecto de candidatura presentado casi in extremis hace unas semanas no respondía mucho más que a un estilo batallador con más pasión que convicción. Que una mujer gobierne en Baviera es aún hoy en día algo así como que el próximo Papa sea una monja.
Por lo tanto, la elección de Huber era poco más que un trámite necesario para acabar en paz la Oktoberfest (fiesta de la cerveza) que se celebra estos días en Munich y ofrecer una despedida a Stoiber sin demasiados sobresaltos. No en vano, Huber ha sido durante estos años la mano derecha del presidente y siempre ha estado al acecho de poder sucederle en aquellas ocasiones en que éste se aventuró a probar suerte, sin éxito, fuera de Baviera. Se dice de este inspector de Hacienda de 61 años de edad que es una persona seria y pragmática. Algunos apuntan que su discurso no encandila pero para ello se le considera un político de convicciones fuertes y política dura. Nadie puede decir que no esté capacitado para el puesto después de haber ocupado muy diversas responsabilidades en el Gobierno de la región –ministro de Economía y Finanzas-, en la dirección del partido –secretario general- e incluso en Berlín –por dos veces jefe de la Cancillería-. ¿Su futuro? De momento encauzar a la formación por el camino de su predecesor. Stoiber en su discurso de despedida apuntó que la CSU busca un concepto para los próximos 15 años. Si los democristianos de la CDU arrasasen en las elecciones federales de 2009, algo más que probable, cuenta también con muchas papeletas para ingresar en un futuro Ejecutivo.
Lo que sí es seguro es que con su designación parece que la CSU se asegura una calma al menos temporal tras unos meses moviditos en los que las divisiones internas y la previsible sombra alargada de Stoiber creaban una cierta preocupación. Pero tampoco nada terrible, teniendo en cuenta que es éste un partido que parece tener un apoyo vitalicio en la región bávara.
En el Congreso que concluyó ayer en Munich también se designó a la persona que tomará el relevo el 9 de octubre en la presidencia de Baviera y se presentará como candidato a las elecciones que tendrán lugar el próximo año. El hasta ahora responsable de la cartera regional de Interior, Günther Beckstein, alcanzó como era previsible un respaldo mayoritario (el 96,6% de los votos) y consolidó así su posición al frente del Gobierno.

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El adiós de un titán
El carismático Stoiber deja la presidencia de Baviera y del partido tras 14 años. Ahora desempeñará un cargo de la UE en Bruselas
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BERLÍN.- ¿Echará de menos Baviera a Stoiber? El tiempo dictará sentencia. Lo que sí parece evidente es que será difícil encontrar a corto plazo a una persona tan carismática como él, para bien y para mal, y eso que este estado es un bastión de políticos que hacen carrera. Stoiber deja un bundesland que tiene una de las tasas de desempleo más bajas del país (en torno al 5%), algunas de las mejores universidades y un papel determinante en la política nacional. Estos días los columnistas dedican su atención a recordar que el telediario no será lo mismo sin él. Stoiber deja su terruño y marcha a Bruselas, donde ocupará un cargo en la Comisión dedicado a descongestionar la burocracia de la UE.
Las grandes figuras tienen que desaparecer por completo del mapa o, de lo contrario, no desaparecen nunca. Eso pensará él que ni siquiera se quería marchar y se vio obligado por la coyuntura adversa. El final de sus 14 años al frente del Gobierno bávaro ha coincidido además con su 66 cumpleaños. Para algunos el momento adecuado, para otros sólo el comienzo de un esplendor. Un esplendor, cuyas mieles, sin embargo, siempre se le quedarán en los labios pues pese a que intentó abrir fronteras y dar el salto a la atalaya estatal, fracasó por poquito. En 2002 perdió por apenas 6.000 votos las elecciones generales contra Schröder. Luego se resarció con una victoria récord en los comicios bávaros, pero volvió a adquirir un perfil bajo cuando rechazó entrar en el Ejecutivo de la Gran Coalición de Merkel y se le consideró estar jugando siempre a dos bandas, entre Berlín y Munich.

domingo, septiembre 02, 2007

El eterno debate de la ilegalización

Tras el ataque a ocho indios en Sajonia se recupera en Alemania el viejo fantasma de la prohibición del NPD, pero los ánimos socialdemócratas chocan con el escepticismo de los democristianos. Mientras, el Este se convierte en un bastión para la ultraderecha [leer reportaje] y [despiece]