domingo, septiembre 28, 2014

Derecho a equivocarse

Llevo varios meses encandilado con el fenómeno Podemos. Me parece impresionante el ascenso meteórico de este movimiento político-social que bebe del descontento de amplios sectores de la población española con la clase política y del deseo de recuperar para la ciudadanía parcelas democráticas. Parcelas que hoy se encuentran perdidas o ausentes.
Este fin de semana asistí en Ámsterdam a una conferencia sobre la irrupción de Podemos en la que participó un eurodiputado del grupo en Bruselas, Pablo Echenique. El acto estaba orientado a explicar cómo nació la fuerza política, cuáles son sus aspiraciones y retos, y quiénes mueven su engranaje, así como a extrapolar este fenómeno al contexto europeo.

El salto de Podemos a la palestra política española y su notable éxito en las pasadas elecciones parlamentarias europeas me pareció un soplo de aire fresco. Me hizo recuperar cierta esperanza en la democracia, en los electores y en la capacidad de la sociedad española de generar alternativas a los discursos y narrativas existentes.
Creo que algunas de sus medidas iniciales son ilusionantes: el control de los salarios de sus cargos electos, la voluntad de sus miembros más visibles de no hacer carrera política vitalicia, el voluntarismo, la promoción del debate interno de manera horizontal, el afán de transparencia en los procesos…
Los valores y principios que se desprenden de estas medidas -honestidad, humildad, solidaridad o igualdad, por citar algunos ejemplos- están en directa antítesis con los que se perciben implícita o explícitamente de gran parte de los políticos y de los partidos que han gobernado o ayudado a gobernar nuestro país en las últimas décadas.

Ahora bien, estas medidas iniciales son solo el envoltorio, no son el fin o el producto en sí mismas. Podemos ha nacido –según claman sus integrantes- para ser eventualmente la primera fuerza política y, en consecuencia, para gobernar. ¿Están preparados para llevar su ilusionante retórica al terreno práctico? O como apuntó la investigadora británica Hillary Wainwright, una de las ponentes en la conferencia, ¿puede Podemos operar en el sistema político actual y permanecer fiel a sus deseos sin ser secuestrado por él?
Dudo que haya respuestas sencillas a estas preguntas tan complejas. La política, como muchas otras cosas en la vida, es más una carrera de fondo que un sprint fugaz. Este nuevo actor ha sorprendido en el sprint. Cabe ver si tendrá suficiente resistencia para aguantar todos los obstáculos que se presentarán en una carrera de fondo.
Estos obstáculos serán profundas disensiones internas, repentinas escisiones, agresivas campañas en contra, ataques mediáticos, escándalos puntuales, falta de resultados inmediatos, errores programáticos o pérdida de confianza en sectores de la población que ahora mismo están entusiasmados.

La esperanza y la ilusión son sentimientos muy variables. Están sujetos a las circunstancias. Igual que nuestro equipo de fútbol, que una semana se come el mundo, otra está en la crisis más miserable y la siguiente se mueve en terreno templado, la política genera constantemente sensaciones encontradas. En este vaivén lo importante a menudo es mantener la confianza, alejarse de las circunstancias del momento y analizar las cosas con una mayor perspectiva: esa carrera de fondo.
Creo que Podemos tiene todo el derecho a equivocarse, a confundirse y aprender de los errores. De hecho, estoy convencido de que si algún día son capaces de llegar al poder, van a cometer muchos errores. Pero de momento, si algo está claro, es que han conseguido un gran acierto: remover los cimientos del edificio político en España, que estaba y sigue estando en ruina moral. Si su acción consigue que los inquilinos actuales de ese maltrecho edificio hagan algo por restaurarlo empujados por el temor a perder su residencia y eso repercute en un beneficio para los ciudadanos, eso ya es una victoria. Si al menos consiguen esa victoria, no me importa que fallen en casi todo. Muchos otros ya han fallado. Muchos otros siguen fallando.

Citas del discurso pronunciado el sábado 27 en Ámsterdam por Pablo Echenique:
- "Queremos permanecer cerca de la gente, ser controlados por la gente".

- "Hay 1.000 círculos de Podemos en el mundo. Todavía no en la luna, habrá que esperar".

- "Mi vida política empezó en enero. Cuando acabe mi mandato volveré a mi trabajo de científico".

- "La gente se identifica fácilmente con una cara publica pero es un síntoma de debilidad".

- "Deberíamos tratar de ganar cualquier parcela de poder en España. Eso es lo que hacen nuestros contrincantes".

-"Es una incógnita saber cuál debería ser el nivel exacto de democracia, pero el actual no es suficiente". 

- "Vamos a ganar en España y no será fácil porque la élite económica no estará contenta con algunas decisiones".