A Cleire
Despido Irlanda. Fue una ola con sus azotes, con sus altos y sus bajos. Hubo momentos de cresta y de agua picada pero no naufrague y ahora llevo mi barco a un puerto mas tranquilo.
Mi cuerpo se ha tostado por donde le dejaban la camisa y los guantes. Tres semanas de tiempo benevolo, de risas y discusiones. He descubierto la paz e incluso he disfrutado de las estrellas, que dormian a pocos metros de mi cama.
El ser humano necesita emociones y de eso no estuve escaso. Procure entender a los que me dejaron, me lleve mis frustraciones y alguna que otra decepcion pero hago la maleta satisfecho, renovado y con la vista al frente.
Mi verano fue una isla en el mar, un oasis en el desierto. El agua, mi companyera. Sobre todo en mi ultima etapa, en una pequenya parcela de paraiso de plata salada.
Siempre que mire al cielo y la ciudad me nuble la vista me acordare de Cape Clear. Evocadora con sus gentes y sus regalos paisajisticos que se echaran de menos. En la calle donde vivo en Barcelona pasan al lado de mi portal mas personas en un minuto que los habitantes que de esta diminuta isla en toda un siglo.
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