jueves, octubre 11, 2007

Un líder que no se lo cree

El líder de los socialdemócratas alemanes sabe que el tiempo juega en su contra. Superado el ecuador de la legislatura y un año y medio después de haber cogido la batuta del partido, los datos demoscópicos son pésimos. Y no hay manera de mejorarlos. Es más, cada poco rompe algún récord negativo. El bonachón de Beck no se ve a sí mismo como canciller y eso es lo que más le pesa. Si uno no se ve como canciller es difícil que los demás le vean. En los últimos meses se está esmerando en meter un poco de cizaña al debate político.
El SPD pierde votantes por todos lados, pero especialmente entre los sectores más jóvenes que ven en el radical y poscomunista Partido de la Izquierda de Lafontaine una representación más adecuada. Tal es así que el esmero de Beck parece dirigido a parecer algo más de izquierdas. Lo intentó reabriendo la discusión sobre la ilegalización del NPD (partido neonazi) tras el ataque a unos ciudadanos indios en Sajonia, aún a sabiendas de que este asunto estaba muy verde tras el portazo que el Constitucional dio hace apenas cuatro años. Sin éxito. Para los democristianos no hay nada que hablar. Otra derrota sería dar más alas a la extrema derecha y mejor tenerla controlada y legal aunque joda.
Ahora como las cuentas económicas están mucho mejor que hace un par de años y hay más ingresos fiscales y menos parados se le ha ocurrido que los parados de larga duración deberían cobrar el subsidio de desempleo durante más tiempo. Algo que trastoca un poco los planes de la Agenda 2010 de Schröder. Unas reformas sociales, económicas y políticas que desgastaron mucho al partido en su momento y por las que el ex canciller apostó muy fuerte. Por suerte, los barones del SPD parecen respaldarle. No así el vicecanciller y ex presidente del partido, Münterfering. ¿A qué responde esta reclamación ahora?
En tres semanas habrá un importante congreso de los socialdemócratas en el que presumiblemente se renovará parte de la dirección. ¿Se apresura Beck en mejorar a toda marcha sus resultados? Para muchos está cantado que hay pesos políticos más pesados que el de Maguncia y que, si no se quieren dar por perdidas las elecciones de 2009, no tardarán en abrirse camino.
Una de las cosas buenas que tiene Alemania es que los debates políticos suelen tener bastante profundidad. Desde luego más que en España donde el ruido se lo lleva todo. Otra de las cosas buenas es que no hay problemas ni excesivas objeciones si se debe proceder a una limpieza de la estructura dirigente de un partido. La gente suele asumir responsabilidades y marcha (y el SPD es un claro ejemplo de ello con cuatro presidentes distintos en los últimos cuatro años), cosa que en España se antoja surrealista y si no que se lo pregunten a los que mandan hoy aún en un importante partido de la Oposición que ahí siguen de rositas 11M incluido.
Es de suponer, por lo tanto, que si este Congreso llega a ser tan importante como lo pintan los socialdemócratas sabrán hacia dónde van (más a la izquierda y reajustando la Agenda 2010 para no dejarse comer por Lafontaine y distinguirse de una CDU que con la Gran Coalición parece a veces que no haya gran diferencia sería la alternativa) y tendrán claro quién va a medirse –y previsiblemente perder- contra Merkel en las próximas legislativas. Yo no las tengo todas con Beck, pero tampoco estoy convencido de que haya alguien en el partido que pueda movilizar en tan poco tiempo las masas de votantes que fue capaz de movilizar Schröder en 2005 pese a la mala coyuntura. No se descartan las sorpresas.

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