viernes, mayo 02, 2008

La noche sufí de Lahore


En este país, asediado por el integrismo islámico, hay una corriente mística y moderada del Islam que lucha por salir adelante, el sufismo. Sus adeptos, una minoría cercana al millón en Pakistán que tiene una población de 170, creen acercarse a Dios a través de los cantos y la música instrumental. Los jueves en Lahore, capital cultural, son impresionantes. Decenas de grupos suben a una tarima de madera y agitan sus voces ante la atenta mirada de los fieles, que les premian con unas pocas rupias (unos diez céntimos de euro normalmente). Por la noche, el ambiente se relaja aún más, cuando hordas de jóvenes acuden a alguno de los templos sufíes de la ciudad y se embuten en un espacio reducido para dejarse llevar por melodías de tambores y sumergidos en ambientes de aroma de incienso. Muchos se ayudan de drogas, como el cannabis, para evadirse por momentos de la dura realidad y trasladarse hacia otros estadios mucho más relajados. Unos pocos entran en auténtico estado de trance.

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